Un Paso Importante

domingo, 14 de julio de 2013

Hola amig@s, este dia les comparto un post de un invitado especial, el es blogger de Camina 1.2.3. Pero lo más importantes es tío de 2 pequeños que empiezan a dar sus primeros pasos.
Espero les guste este aporte y gracias Antonio por compartirlo.




Antes que nada me gustaría dar las gracias a Irene por dejarme formar parte de su espacio con este humilde artículo. Me gustaría hablar de la época en la que el pequeño que ahora está en vuestros brazos, aprende y se seduce por las oportunidades que le dan sus pequeñas piernas… me refiero a los primeros pasos de nuestros hijos.

Al cabo de un año es cuando los bebes comienzan a andar paulatinamente. Primero irguiéndose con el apoyo de algún objeto para más tarde ir dando pasitos laterales. Así los retoños van cogiendo un rodaje en fuerza y equilibrio que les conducirá a unos pasos decididos en busca de nuevos mundos. Es normal que antes de lanzarse a andar los niños aprendan a gatear, sin embargo esto no ocurre siempre, y los pequeños pueden empezar a andar directamente sin el gateo previo.

El truco más viejo y más efectivo es la confianza

Existen viejos trucos para animar al niño a dar sus primeros pasos como es colocar una caja con sus juguetes favoritos a su alcance e ir alejándosela poco a poco. Sin embargo lo más importante para un bebe es que sus padres lo animen y le den confianza en todos los aspectos, como por ejemplo llamándole y haciéndole carantoñas para que corra en su búsqueda. Esta es una tarea reconfortante para ambas partes puesto que para el niño es un estímulo ver a sus padres al final de su travesía así como para los padres ver a su pequeño avanzar decididamente y por su cuenta. Aquí las sonrisas, carantoñas, mimos y ánimos son de vital importancia nuevamente como a lo largo de toda su corta existencia previa y su larga vida después. Hay que recompensar al bebe por la tarea llevada a cabo e incentivar que lo repita con estos pequeños premios que los niños encuentran tan gratificantes.

Los padres también aprenden

Esta etapa es importante para los niños pero también lo es para los padres que ven cómo sus niños ganan en autonomía y un cúmulo de sensaciones se les mezclan desde la alegría al miedo. Alegría al ver cómo crece su niño y temor a que se lastime. Estas sensaciones son absorbidas por el retoño y cabe destacar que actuará de acuerdo a ellas y a cómo perciba a sus padres.

Ante esto nuevo ciclo, los padres tienen que hacer todo lo posible para disminuir su ansiedad y evitar así transmitírsela a los pequeños. Hay que darle seguridad y confianza para que el niño se anime a aventurarse sobre sus piernas. Invitarle a andar dándole la manita es una acción que el bebe encontrará gratificante ya que le permite un apoyo hasta que sea necesario así como una invitación a comenzar su particular aventura.

Pero ojo, la tarea de andar tiene que marcarla el propio retoño, es el niño quien marca los tiempos y si bien es muy positivo animarle, nunca debemos caer en la obligación. El pequeño no debe sentirse forzado ya que esto creará una respuesta de rechazo ante la actividad.

Es normal que un niño cuando empiece a andar se caiga varias veces. Ante estas caídas la reacción del pequeño siempre obedecerá a la reacción que tengan los padres. Si nosotros nos asustamos y nos ponemos nerviosos, el bebe empezará a llorar sin consuelo; pero si por el contrario los padres le quitan peso al asunto y se ríen relativizando la ansiedad y el miedo, veremos a nuestro hijo reírse sin llegar a más.

Atentos al suelo de la casa, hay un peligro rondando…

Tan importante como la reacción de los padres es el espacio que estos aclimaten para que el niño practique. En una etapa como esta, hay que prestar especial atención a los suelos limpios y los protectores de los bordes. Estos evitarán que el pequeño aventurero pueda lastimarse en sus safaris por la casa.

También hay que prestar atención a los objetos que los mayores dejamos al alcance de los pequeños. Mandos, móviles, vasos y un largo etcétera son objetos que la curiosidad de un niño no dejará que pasen de largo y este cogerá para descubrirlos, chuparlos y muy probablemente para probar la ley de la gravedad de Newton con ellos...

En cuanto a la superficie idónea para que el retoño haga sus primeros pasos, los especialistas recomiendan que estos comiencen a darse en superficies planas y blandas como alfombras y césped, y que acorde al avance del niño se puedan poner superficies lisas pero con irregularidades para estimular el desarrollo de este pequeño monstruo que pronto dejará sus torpes pasos para coger el suelo de casa como si de un circuito se tratase.

Sin embargo lo más importante en esta etapa no es otra que disfrutar de ella, es una época especial que siempre recordaremos, así que no os invitaré a sentaros mientras el pequeño corretea pero sí que guardéis estos momentos como unos de los más mágicos de vuestra vida y la del pequeño que teneis al lado.

Antonio M. Blogguer de 1.2.3. camina


Antonio M. es Licenciado en publicidad y Relaciones Públicas, experto en redes sociales y blogger de Camina 1.2.3. Pero lo más importantes es tío de 2 pequeños que empiezan a dar sus primeros pasos. Estos ocupan sus fines de semana y le dan un poco de más razón a su vida.
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Los poemas y l@s niñ@s

miércoles, 3 de julio de 2013

Me encantan los poemas para poder enseñarles a los niños nuevo vocabulario, y al menos a mi hija pareciera que le resulta cautivante el hecho de escuchar la melodía del poema en verso, incluso algunas veces jugamos a inventar nuestros propios poemas o rimas pequeñas mientras hablamos o vamos en el carro, aunque son de cosas del diario vivir parece que l@s niñ@s entienden muy fácil como funciona eso de rimar.

Definitivamente los poemas ayudan a promover la imaginación y a aumentar el vocabulario. Recuerdo que mi madre solía leerme poemas de niña y ahora yo comparto esos mismos poemas con mi hija. Dentro de mis favoritos están este que le comparto a continuación:

A Margarita Debayle
(Ruben Darío)

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

* * *

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
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